miércoles, 22 de mayo de 2013

APROXIMACIÓN A UNA TEORÍA DEL ARTE DE FRANCISCO CASCALES EN LA PRIMERA EDICIÓN DE LAS CARTAS PHILOLÓGICAS


«Oye y medita bien estas palabras:
En muchas profesiones se toleran
con sobrada razón las medianías:
Letrados hay, que no tienen la ciencia
Del gran Aulo Caselio; y oradores
Que abogando en el foro, no demuestran
La expresiva facundia de un Mesala;
Y Roma, sin embargo, los aprecia.
Pero a un mediano vate, ni los cielos
Ni los hombres le sufren, ni aun las piedras».


Francisco de Cascales


1.-INTRODUCCIÓN.
2.- EL ARTE DE LA NATURALEZA: LA PORTADA DE LA PRIMERA EDICIÓN DE LAS CARTAS PHILOLÓGICAS DE (1634).
3.-APRECIACIONES TEÓRICAS Y REFERENCIAS LATINAS.
4.- LOS VALORES HUMANISTAS DE FRANCISCO DE CASCALES EN LA OBRA.




1.- INTRODUCCIÓN.

      Francisco de Cascales sigue siendo un enigma para la historiografía actual1, entre otras cosas por la afluencia de documentos encontrados y publicados sobre un homónimo u homónimos que convierten al escritor murciano del Siglo de Oro en una especie de hombre múltiple, de múltiples habilidades y con una vida muy por encima, en cuanto a desafíos, trabajo y hechos, hubiere podido realizar cualquier mortal de su época, incluidas las primeras figuras de la historia de España2. A pesar de la documentación estudiada por el conde de Roche o las aportaciones documentales de Muñoz Barberán, entre otros muchos3, que sitúan la figura del licenciado Cascales entre las de los aventureros más cualificados del siglo XVI, los penados en Chinchilla4 por decenas de años, entre los hijos de ajusticiados por la Santa Inquisición, los mejores vendedores, con sustanciosos beneficios, evidentes por su correduría5 de inmuebles o entre las plumas más gloriosas del siglo de oro -con un auténtico engarce de su literatura, sus propuestas teóricas y su amplia producción gramática latina6- que bien le sirvió para convertirse en objeto de este estudio -mínimo- sobre una figura tan impresionante y controvertida como es la del licenciado Cascales. 

      Al uso de otros artículos que pretenden extraer una enseñanza de historia del Arte -en función de un trabajo artístico-literario- tengo que decir que nace la idea de las aportaciones en varios artículos del profesor de la universidad de Murcia, Miguel Ángel Hernández Navarro7, que señalan la gran validez de la historia de la literatura y la escritura en sí como perfiladora de una nueva historia del arte aplicada a esa tendencia más actualizada que convierte el arte en algo inmaterial, un fondo común estético que muestra sus evidencias en la literatura del siglo de Oro -síntesis de las aproximaciones de grandes teóricos, como Menéndez Pelayo- que ven en la literatura un proceso de “desmaterialización” absoluto8. No se trata de aplicar a este proceso de extracción teórica las enseñanzas de Kant, Danto o los nuevos psicoanalistas9. Evidentemente, la existencia ontológica de una obra y una figura (algo desdibujada, desde el ámbito personal pero estudiada hasta la saciedad en su límite teórico)10 la del Licenciado Cascales, son suficientes para hacernos eco de sus aportaciones al arte de la literatura, también al arte en general como expresión propia del fundamento estético que compone su ideario Aristotélico de Arte Poética y literaria: su idea de arte. Uno de los elementos más extraordinarios y mejor explicados por los estudiosos es el proceso de creación del escudo de la ciudad de Murcia11, también el diseño trabajado que estampó, del suyo propio, en la primera edición de Las cartas Philológicas (1634) y repitió en Florilegio de la versificación -hasta ahora, uno de los emblemas más característicos y mejor descifrados en torno a sus intenciones escritoras por intérpretes que hacen su apuesta y deliberación sobre un escudo emblema y propósito de su propio concepto de arte12. Este escudo ha sido estudiado por Manuel Muñoz Clares13 con la componenda adicional de aplicar sus expresiones "pictóricas" a su trabajo como gramático y como artista de la escritura. En la bibliografía de este trabajo encontraremos nombres propios que siempre hacen referencia a los documentos presentados, analizados e interpretados (no siempre correctamente) por El Conde de Roche, el pintor y miembro de la Real Academia de la Historia de Murcia, Muñoz Barberán, y Juan Torres-Fontes, como gran conocedor de documentos referidos a toda la historia de la ciudad de Murcia entre el medievo y el siglo XIX. Son muchos más los estudiosos que se han ocupado de la figura del Licenciado Cascales: Menendez Pelayo, Justo García Soriano, y a la suma, profesores de la universidad de Murcia, como José Carlos Agüera, Mariano de Paco y otros muchos que desglosaremos en la bibiliografía y notas finales de este trabajo, así como nombraremos en el desarrollo de este recopilatorio del más singular teórico del arte literario español del siglo de OroI

     Para centrar nuestro objeto de estudio tenemos que buscar el epicentro de las consideraciones teóricas de Francisco de Cascales en las "Cartas Philológicas"14 y de una forma adyacente en aquellas obras dónde desglosa sus aportaciones a la gramática latina que han sido calificadas de alta importancia por su contribución al conocimiento de Horacio15 y otros latinos como los que destacan María Isabel López y Eulalia Hernández.16

    Comencemos, no obstante, por el principio y situemos la acción de las consideraciones testamentales de la madre del licenciado Cascales (doña Leonor) para dar luz a su existencia como hombre en la historia, en ese sentido, la valoración que, sobre el testamento hace José Cano Benavente()17 , nos informa de muchas arbitrariedades que han pasado de soslayo los historiadores:

     “Cuando Justo García Soriano publicó su libro «El Humanista Francisco Cascales. Su vida y su obra» (1924), creyó tener ya claro dónde, cuándo y en qué familia había nacido el Licenciado, al aportar una partida bautismal de la Iglesia de Fortuna, que dice: «Año 15J4. Hoy 13 de marzo, yo Ginés Boluda, cura, bauticé a Ginés y a Francisco, hijos de Juan Cáscales y de Catalina Pagan; fueron sus compadres, Alonso Lozano Pérez y Pedro Roa, vecinos de Murcia, y fueron comadres Catalina Lozano, mujer de Antonio Carrillo y Catalina Lázaro, mujer de Bernardo Salar», partida que pronto perdió credibilidad.

     Pero García Soriano, en minucioso rastreo por los archivos parroquiales de Murcia, encuentra y da a conocer otra partida de la Parroquia de Santa Catalina, cuyo texto es: «(Al margen Francisco). En xxvj de junjo de mdlxvij baptizó fr.° cervellon a fr.° moreno de doña Leonor de cáscales, fuen sus compadres...”

      El recorrido realizado por su obra y el trabajo de interpretación de gran número de admiradores e historiadores, facilitan y ensombrecen el legado de un autor insigne(), original () y, en extremo, peculiar(): no solo en la literatura del siglo XVII sino en la sociedad misma de la época. Los datos propuestos por los estudiosos(), lucen su figura o su obra() y la deslucen(), al mismo tiempo que rompen la continuidad histórica de un singular personaje, del que aparecen más recovecos (), según se conoce su literatura, más que su propia vida(), de la que puede decirse que se encuentra entre más sombras que luces, ya que son muchos los episodios que quedan en la oscuridad del desconocimiento. Francisco Cascales es muchas cosas, como hemos dicho anteriormente: un humanista, un literato, un profesor, un estudioso de la gramática latina, un hombre del arte(), según autores, a mitad de camino entre el conceptismo() y el culteranismo(), pero sobre todo, un profundo conocedor del alma humana y un claro ejemplo de aquello que en retórica puede denominarse arbitrariedad del lenguaje a partir del ingenio y el uso subordinado de los significantes de las palabras a los significados que por idoneidad considere un autor tan ingenioso a su razón de escribir; podría decirse que modula la significación de las palabras a través de todos los usos retóricos de la lengua latina aplicados a un riquísimo castellano. Aunque el tema que nos trae, a una de sus principales obras “Las Cartas Philológicas”, es encontrar una teórica del arte. He de reconocer que es largo y dificultoso el camino, ya que Cascales profesa de una gran capacidad para convertir sus trabajos en obras de ingenio(), según las cuales, las cosas pueden ser o no ser, a su libre antojo y merced a la grandeza de espíritu que demuestra en sus razonamientos, a favor y en contra, de cualquier tema. Uno de los hitos esenciales en la interpretación que haremos sobre Cascales en relación a su teoría artística, pasa por el descifrar, cosa ya hecha por Menéndez Pelayo () quien reconoce la gran capacidad de Cascales para acometer cualquier razón artística desde la retórica. Por ello, nos detenemos en su quehacer literario y, lógicamente, en sus apreciaciones, no solo estilísticas, por supuesto, sus apreciaciones humanistas son de gran valor en lo que confiere al Licenciado su grandeza como insigne literato capacitado con una extraordinaria sutileza para abordar cualquier tema, por muy “crítico” e incómodo –para la época en que vivió- pudieran parecer.ii

       «La verdad una es, y lo que una vez es verdadero conviene que lo sea siempre, y la diferencia de tiempos no lo muda; que aunque ella tiene poder de mover las costumbres y culto, de esta mutación no resulta que la verdad no se quede en su estado. Y así la variedad de los tiempos, nacida después, no hará que en la Poesía se deba tratar más que una hacienda entera y de justa grandeza, con lo cual todo lo otro verosímilmente convenga. Después de eso, el arte, en cuanto puede, imita a la naturaleza, y tanto hace bien su obra cuanto a ella se avecina: la cual siempre, .en cualquier género de cosas, mira una regla con que se rige en el obrar, y a que como fin suyo lo endereza todo. Una también es la idea en que se mira, cuando obra, la naturaleza, y una es la forma a que atiende el arte en su magisterio.
Una razón tuvo siempre la Arquitectura... aunque muchas veces se haya mudado el edificio. A una razón se atiene también la Pintura y cualquier arte que imite, y si bien ésta o aquélla, con el decurso del tiempo, ha recibido alguna variedad, ésa no ha consistido en la propia esencia, sino en la cualidad accidental, o bien en el modo de imitar, o bien en los ornamentos... Ni porque las poesías son diversas... dejan de guardar la unidad que tratamos, en la materia que emprenden».

     Es evidente que, en esta introducción, nos tenemos que alejar de temas históricos, especulativos sobre su persona, y centrarnos en la interpretación y argumentación que él mismo y sus estudiosos más cercanos realizan de un trabajo, en extremo erudito y complicado por su riguroso conocimiento filológico del latín, de Horacio, en concreto, y de ese amplio espectro que constituye un acervo humanista (18) que no le impide al mismo tiempo ser hombre de profundas raíces barrocas() por su concepción() y uso del lenguaje(). En la bibliografía general exponemos trabajos que nos acercan a gran variedad de interpretaciones sobre su historia, pero como he dicho anteriormente, buscamos mejor la explicación de sus ideales artísticos más que una erudita exposición sobre su enigmática y complicada existencia física. También burlamos las interpretaciones históricas que se han hecho sobre su capacidad retórica que le supuso siempre estar muy por encima de sus dotes como teórico estético de la poesía y el arte. (19)



2.- EL ARTE DE LA NATURALEZA: LA PORTADA DE LA PRIMERA EDICIÓN DE LAS CARTAS PHILOLÓGICAS DE (1634).

       Ella es la proveedora(), el intelecto humano es el que la extrae: la medida, el orden, la disciplina del trabajo convierten lo yermo en vida(), y no sólo eso, también cualquier tipo de vida nacida de la mente, del ingenio. Uno puede hacer realidad el mito de Pegaso con el buen uso de las artes, de hecho se le considera un filósofo del arte (Diez de Revenga). El artista puede recrear una idea y lo hace a imagen de las propuestas literarias que han motivado tal imaginación. Un caballo alado es un ser mítico, grecorromano, que escapa a esa idea generalizada, en el concilio de Trento, de que el arte sirve a la religión y en él debe estar, ésta, siempre presente. El mismo, Cascales, es el creador del emblema() que tan interesante interpretación tiene(), y sobre el que nos detendremos varias ocasiones a lo largo de este estudio. Entre otras cosas porque es un emblema en toda regla una estructura de conocimiento añadida a la portada del libro como visión enigmática de lo después expuesto, al tiempo que presentación teatralizada de su obra, como tan común se convierte en época barroca tal disciplina: la de crear un emblema que singularice el libro, una portada gráfica que contenga emblemáticamente parte del contenido y presentación del autor y sus ideas. El uso del emblema del apellido Cascales, las nueve adormideras en orla laureada, es vestigio de su autoría, y del querer sellar su obra con el reconocimiento de su autoría. Aunque más importante es el trabajo que cuenta la aparición de la fantasía en la naturaleza gracias al intelecto humano que es capaz de extraer de ella, con lo materiales propios de un escultor un ser mitológico, un caballo alado cuya historia es variada según los estudiosos, pero puede evidenciar la imaginación, las alas de la inteligencia y la experiencia, o simplemente las aproximaciones a las historias más cercanas relatadas por la mitología grecolatina en relación al ser mitológico más conocido junto al Unicornio. El gran sello presentación de la edición murciana de las cartas philológicas de 1634 supone además el reconocimiento de un concepto artístico-literario muy centrado en el aristotelismo a través de la construcción de las ideas y la manipulación de los elementos. Es el lema que preside tal presentación: MIRUM ARTIS OPUS el más destacable, sin duda, porque la traducción de artis poco tiene que ver con el concepto griego de “tecné”





     En ella, bajo las armas de los Cascales -nueve adormideras, o "cascales", en una cartela rodeada por una corona de laurel- coloca una empresa por él ideada cuyo lema "MIRUM ARTIS OPUS" corresponde a la imagen de un Pegaso esculpido en madera, a falta de los cuartos traseros para estar concluido, bajo el cual aparecen los instrumentos propios del escultor (maza, compás, gubias, etc.). Las cinco reglas que daba se cumplen en ella: - el acuerdo, o "la justa proporción", entre lo representado y la letra; la escultura a medio hacer de una imagen fantástica y prodigiosa junto con un lema que puede ser traducido como "La obra de arte es admirable"; - el grado justo de complicación en el concepto representado; por el lema Cascales se declara admirador incondicional de la verdadera obra de arte (entendida ésta como cualquier manifestación perfecta del ingenio sujeto al estricto cumplimiento de reglas) ...; el Pegaso, por su condición de animal mitológico imposible en la realidad, vendría a subrayar la rareza con que se producen estas obras perfectas; y las herramientas en el suelo aludirían al necesario conocimiento de las reglas y medios por los que tales obras se crean; - tiene unas proporciones de diseño armoniosas;
- carece de forma humana - y su lema está escrito en latín para encubrir algo más el significado”.20(Muñoz Clares, 1991)

             El catálogo de ideas de Francisco de Cascales no es sencillo(21), menos cuando sus capacidades quedan auspiciadas por su temor a la irreverencia() y su constante deseo de adquirir la nobleza (tal vez perdida) o nunca habida en los blasones de su familia(), como señalan algunos historiadores() Su teoría artística(), pese a las muchas matizaciones le convierte en un Aristotélico() de difícil clasificación, su cercanía a Virgilio(), su conocimiento de la cultura latina() y del latín() mismo le señalan como hombre del renacimiento() en una época en la que ya no está de moda serlo. Cercano al manierismo() e inmerso en el barroco literario(), es evidente que Cascales compone desde la concepción renacentista de la naturaleza bajo el marco de la teatralidad barroca().

        La vida de Cascales es en parte un misterio desvelado progresivamente, aunque son muchas las incógnitas que perviven en la historia de este singular hombre de letras. Su historia, pese a ser controvertida ha sido muy estudiada por historiadores murcianos que han permitido compilar de una forma exhaustiva los datos más relevantes.

        No debería tener nada que ver con su teoría literaria y artística(). Aún cuando los datos referidos a su juventud son dispersos y contradictorios(). El Cascales poeta y escritor de cartas plenas de conceptos explicados con fruición e ingenio son suficientes para, al menos en una primera lectura, difundir los pilares básicos que sustentan tal teoría(). Uno de ellos lo hemos nombrado: su adscripción al Neo aristotelismo y por tanto su disponibilidad a creer que la Naturaleza es la que hace emerger cualquier arte en contraposición a esa otra idea más conocida y extendida en el Renacimiento español que acuñaban neoplatónicos de todo arte y que tiene que ver con esa asunción de los conceptos desde un un punto de vista de su procedencia divina.

    Su conocimiento exhaustivo de la lengua latina que le lleva a enmendar la plana a Nebrija o de Brozas, ha sido especialmente estudiado por Sandra Ramos Maldonado22 ( y de su estudio extraemos la mejor de las síntesis sobre lo que significaba para Cascales la gramática latina y su aplicación práctica(RAMOS MALDONADO, SANDRA: CALAMUS RESNANCES II, 2001, 347-365):

       “Cascales defiende una gramática cuyos objetivos deben ser a la vez lingüísticos y filológicos o literarios, una gramática de usos y experimental característica de la de Nebrija; pero al mismo tiempo ha de ser breve y clara, como la defendida por el Brócense y los de su generación; se observa además en él un deseo de buscar la ratio lógica de determinadas cuestiones, para lo cual recurre a criterios fundamentalmente semánticos, rara vez funcionales y establece dos niveles, uno «normal, vulgar» (latine loqui) y otro «elegante, realzado» (grammatice loqui), ambos perfectamente compatibles con el uso de la lengua latina, pero que se diferencian en que en el «nivel gramático» entran en juego las figuras de dicción o retóricas, tesis diametralmente opuesta a la del Brócense y sus figuras de construcción”.(RAMOS 2001, 348)


(en proceso) 



1 Los artículos consignados de Muñoz Barberán, el conde de Roche, Javier Díez de Revenga y, prácticamente, todos los citados en la bibliografía general dan cuenta de la oscura enumeración de una línea consecutiva de hechos sin ver alteraciones o contradicciones a lo largo de la vida del Licenciado Cascales. 


2 Es necesario detenerse a contemplar como a lo largo de las tres décadas de “Las cartas philológicas” el objeto de su interés reside en materias y en nombres de la primera esfera de la política, sociedad, humanismo, clasicismo o la literatura. 


3 Nueva biografía del Licenciado Cascales. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia 1992. 


Sepan quantos (Vida artística murciana en los siglos XVI y XVII). Ed. Almudí, Ayuntamiento de Murcia. Murcia 1996. 


4 Véase bibliografía general: Bolarín Andrés.- “El licenciado Cascales en el Renacimiento”, Alfonso X el Sabio. 1198 


5 Conde de Roche,


6 La presencia de Virgilio en la obra del humanista Cascales

7

8

9

10 Epistola Horatii Flacci de Arte Poetica in methodum redacta versibus Horatianis stantibus, ex diversis tamen locis ad diversa loca translatis(Valencia, Silvestre Sparsa, 1639) 



13“Símbolos y alegorías en los discursos históricos del licenciado Cascales”, Manuel Muñoz Clares. Revista Virtual de la Fundación Universitaria Española. Cuadernos de Iconografía. Tomo IV – 8.1991. http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai0806.html )

14 Primera y segunda ediciones 1634 y 1789, respectivamente.

15 Pérez Pastor, José Luis: “La traducción del licenciado Francisco de Cáscales del Ars poética de Horacio.CRITICÓN. Núm. 86 (2002) “La Epistula ad Pisones de Horacio, conocida ya desde antiguo como Ars poética es un texto que ha tenido una enorme fortuna como base de la teoría estética y de la preceptiva literaria de Occidente, con una continuidad más o menos estable desde la Antigüedad tardía y la Edad Media hasta llegar al Renacimiento2. Fue en los siglos XV y XVI,precisamente, cuando las ideas expresadas en el poema latino se vieron sometidas ha intento de conciliación y fusión con las que expresaba la Poética de Aristóteles, de casi nula predicación hasta los inicios del Renacimiento italiano. Ambas obras se interpretaron —al menos desde los tratados teóricos, puesto que la realidad de las obras de creación era mucho más multiforme— como autorizadísimas fuentes de preceptos sobre los cuales edificar las nuevas literaturas nacionales, para que así fuesen equiparables a la literatura que el mundo grecolatino había legado”. 
18 

19 “Las <> son un diálogo más ligero y ameno que el de la Philosophia Antigua, pero mucho menos original y profundo. Cáscales no era helenista; cita siempre a Aristóteles en latín, y no da pruebas de haberle meditado mucho. En cambio, la Epístola de Horacio la tenía en la uña, la había traducido en verso castellano mucho mejor que Espinel, a juzgar por las muestras; y llevado del afán de metodizarla, la había descuartizado en un cierto arreglo, que empieza por el Ergo fungar vice cotis. Todo esto quiere decir que Cáscales es más bien un retórico, aunque de óptima ley, que un estético; y si el árido y cejijunto Cristóbal de Mesa había leído la obra del Pinciano, bien poca conciencia tuvo al decir a Cáscales en una canción laudatoria (que es quizá la menos desagradable de su poesía) que las Musas españolas habían estado incultas y sin arte hasta que las Tablas aparecieron.” http://hdl.handle.net/10201/14821>> pag 5.

21 Cascales, F., Discursos Históricos de La Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Murcia. 4.ª ed. Acad. Alfonso X el Sabio, Murcia, 1980. 

22 Proyecto de Investigación BFF2000-1069 de la DGICYT)

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ii http://hdl.handle.net/10201/14821

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