¿Conservación frente a puesta en valor? Podría ser el título de esta reflexión hecha a partir de dos concepciones bien distintas de la salvaguarda del patrimonio histórico y natural. Ambos autores, de sendos artículos, -Cristina Gutierrez-Cortines del Corral y Carlos Ferrán- proponen dos fórmulas diferentes, y casi enfrentadas, sobre las actuaciones que deben realizarse en torno a la ordenación de un territorio y sus actuaciones específicas, de conveniente actuación o puesta en valor, o de conservación en distintos grados hasta convertir dichas actuaciones en salvaguarda de un patrimonio, que choca constantemente con actuaciones y contradicciones más que evidentes entre la ley del suelo y la ley de patrimonio, mucho más cuando su aplicación es diferente, en diferentes comunidades autónomas.
Las conclusiones del artículo de Cristina Gutierrez-Cortines evidencian una formulación política en el concepto de desarrollo sostenible:
“La importancia del factor político, en un sentido amplio, tanto en las instituciones, porque son las responsables del urbanismo, de la redacción de figuras de planteamiento o normas para la protección del medio natural y urbano o del pueblo y particulares, convierten al patrimonio en un objetivo común que debe ser pactado y consensuado en sus líneas maestras. La idea de pacto entre la población y las autoridades sobre el modelo de localidad que se desea y los objetivos básicos del modelo del plan de protección, es imprescindible. Recomendándose también el intensificar las medidas de comunicación para favorecer la creación de un clima propicio que capte voluntades y genere una atmósfera de acogida positiva hacia los programas”.(1)
Mucho más técnicas y conservacionistas son las ideas expuestas por Carlos Ferrán: engloban en primer lugar, la idea de mantener protegido en distintos grados el patrimonio y los usos patrimoniales de suelo y espacio natural, evidenciando un desinterés absoluto por su puesta en valor como, sí defiende Gutiérrez Cortines, en lo económico.
Refuta además la idea que la sociedad sea quien promueva esas necesidades de puesta en valor de los entornos naturales, eliminando por presión y agotamiento los emplazamientos rurales que convienen como descongestión de lo urbano.
“El primero situado muy en el centro de gravedad de los espacios administrativos -Municipios, Comunidades Autónomas, Estado...- obtiene por ello una atención más fácil y preferente. El segundo, a menudo en posición periférica, recibe un tratamiento poco más que residual. Dos esfuerzos prácticamente simultáneos - la integración del Patrimonio natural e histórico y una mayor cooperación entre administraciones, especialmente para la gestión del patrimonio natural- podían conseguir fácilmente la necesaria complejidad o globalidad en las respuestas a problemas de Patrimonio”.(2)
Lo que en apariencia parecen dos discursos semejantes dejan bien clara su distinta formulación. Por una parte se trataría de la integración en los entornos naturales de lo arquitectónico (modelo usado en Murcia desde 1996 cómo fórmula de puesta en valor de zonas paisajísticas que han dado lugar a movimientos millonarios en la revalorización de terrenos que han pasado de ser, en algunos casos, protegidos, para convertirse en urbanizables, a pesar de existir otras figuras de protección del territorio: LIC O ZEPA, incluso, parques naturales (podemos echar un vistazo a la hemeroteca de cualquier comunidad autónoma, aunque los escándalos más expuestos a la opinión pública hayan tenido una repercusión especialmente alta en la región de Murcia).
Como puede verse, éste no es un análisis paralelo por temas o tratamientos, ni comparativo, realmente. Se trata de extraer la base filosófica -como ambos textos señalan- de un crecimiento tendente a lo sostenible pero con dos actitudes diferenciadas: la puesta en valor de lo patrimonial, por un lado o la salvaguarda de lo patrimonial y su entorno, por otro. Especialmente significativo es el párrafo:
“ Sin embargo, la Ley del Suelo, concretamente cuando prescribe el mecanismo del aprovechamiento tipo sobre las áreas de reparto en suelo urbano, puede entrar en colisión filosófica con la Ley de Patrimonio. La delimitación discontinua de áreas de reparto agregando parcelas con similar aprovechamiento existente da una solución al conflicto, a la vez que facilita la gestión municipal eliminando la necesidad de compensar, excesos y defectos de aprovechamiento, que por definición no se producen en cada área de reparto”.(3)
Esta es la dificultad más importante en cuanto a la ordenación del territorio se refiere:
“...es una reflexión para poner a disposición de propietarios, responsables y expertos una serie de propuestas, que pueden servir de punto de partida para encontrar soluciones compatibles entre el pasado y el futuro, afirmándose así, la necesidad de renovar y favorecer la explotación de los recursos arquitectónicos y paisajísticos, en un crecimiento armónico y equilibrado. Es una invitación a participar en la extraordinaria aventura de renovar el paisaje y el escenario arquitectónico heredado”. (4)
Un trabajo consensuado, interdisplinar, con amplio respaldo popular, como mencionábamos antes son las propuestas de este foro estratégico en el que la totalidad del territorio es una especie de acicate para valorizar ( y revalorizar) cualquier espacio, su puesta en valor es importante de ello nacen políticamente nuevas leyes referidas a la tenencia del suelo convirtiendo tal suelo en suscepcitble de ser intervenido a través de la puesta en valor de paisaje, no como un bien de interés cultural o natural si no como un bien del que puede favorecerse el crecimiento económico de un lugar, es decir, el desarrollo:
“Con demasiada frecuencia, el patrimonio histórico, se presenta como un obstáculo para el desarrollo, dado que en cualquier escenario sometido a cambios, siempre son mejor aceptadas las iniciativas tangibles, fáciles y asequibles frente a las que requieren más tiempo para reflexionar y necesitan la puesta a punto de técnicas menos conocidas y dominadas por los profesionales habituales”.(5)
Los foros de estudio interdisplinar son inequívocamente importantes a la hora de establecer los parámetros de trabajo, viabilidad, actuación y previsión en la actuación, pero cuando además se incluye la valorización como germen de un, desde un punto de vista personal, mal llamado desarrollo sostenible, puede ocurrir que se potencien medidas como las desarrolladas por el gobierno de Murcia intentando dar valor al paisaje adyacente al llamado turismo de costa y playa y se intervengan en zonas de extraordinaria sensibilidad, por su naturaleza ambiental, o por su ínfimo equilibrio entre lo urbano y lo rural, incluso con intervenciones de desprotección del territorio: tanto en los llamados pie de monte como en algunas zonas sobre las que han actuado leyes diferentes a las del patrimonio, y convirtiéndolas en bienes de interés comunitario, sobre cuya actuación no pesa precisamente ninguna garantía de protección del suelo ni del territorio más allá de la intervención pro desarrollo turístico de una zona protegida por varias leyes medioambientales que el gobierno autónomo puede eliminar, y que como hemos dicho ha sido motivo de escándalo político financiero.
Son interesantes las conclusiones adoptadas por este curso interdisciplinar al que hace referencia Cristina Gutiérrez-Cortines del Corral sobre la necesidad definitoria de un modelo generalizado de actuación que denomina “macro-modelo”[Gutierrez Cortines, 1999, p12] que viene a ser una especie de red de araña que interviene sectorialmente sobre cuadrantes de una manera uniforme y con criterios aproximados subsumidos por una comunicación extrema con los ciudadanos en función de una gesta por el desarrollo sostenible, que difiere de otros modelos como el que representa en este caso Carlos Ferrán y que preconiza que con una mínima serie de medidas ejemplificadas en el trabajo de conservación de un conjunto histórico, una regulación más precisa de la ley del suelo y una ordinaria consecución de objetivos, significan una muestra de cuidado extremo con actuaciones que impliquen una salvaguarda, especialmente extraordinaria, al provocar una diferencia de interés en la catalogación del bien a intervenir.
No obstante, ante todo lo dicho, podríamos mantener algunas preguntas retóricas y mantener su formulación, algo más precisa, que la definición que las contiene. Por ejemplo:
¿Formar a profesionales en contacto con la realidad, para captar directamente el dinamismo y las incidencia que concurren cuando se abordan programas de protección en todos los ámbitos?[Gutiérrez-Cortines,1999, p. 10]
¿Interdisciplinaridad que debe reflejarse en todos los momentos y desde todos los aspectos: en la selección del alumnado, el profesorado, las aproximaciones a los temas, selección de contenidos, etc?.[Gutiérrez-Cortines,1999, p. 10]
¿...el patrimonio en toda su extensión natural, urbano y arquitectónica y cultural, tiene que entenderse como un recurso heredado que es preciso incorporar al sistema económico y que debe revalorizarse para contribuir así al bienestar en su sentido más amplio?[Gutiérrez-Cortines,1999, p. 11]
¿...sería una utopía aspirar a mantener la herencia arquitectónica y paisajística sobre el mismo sistema de vida del pasado. Existe una emigración cruzada que ha alejado a los pobladores históricos de sus viejos escenarios, y a la vez convoca a nuevos habitantes que desean convivir con la naturaleza en lugares plenos de autenticidad y belleza?[Gutiérrez-Cortines,1999, p. 18]
¨Probablemente sea éste un trabajo interdisciplinar, pero de justificación política ante medidas extraordinarias que convierten el desarrollo sostenible, en un concepto vacío de significado o, al menos con una profunda variación en sus acepciones definitorias más habituales.
BIBLIOGRAFIA:
Gutiérrez-Cortines del Corral, Cristina: “Renovar Conservando. El Patrimonio histórico natural en el marco del Desarrollo Sostenible”. Fundación Marcelino Botín, Santander. 1999.
Ferrán, Carlos: Restauración, protección y renovación de centros históricos. Criterios y propuestas. .Universidad Complutense de Madrid. 2004
1Véase conclusión número cinco del artículo citado: Gutíerrez-Cortines del Corral, Cristina: “Renovar Conservando. El Patrimonio histórico natural en el marco del Desarrollo Sostenible”. Fundación Marcelino Botín, Santander. 1999
2Ferrán, Carlos: Restauración, protección y renovación de centros históricos. Criterios y propuestas.
3Opus cit. 2 p.51.
4Opus cit 1
5Opus cit. 1 p. 12
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