miércoles, 29 de febrero de 2012

VARIACIÓN DEL CONCEPTO DE MíMESIS EN LA POÉTICA ARISTOTÉLICA




Texto: Aristóteles, Poética, Madrid, Alianza Editorial, (fragmento: capítulos VI-XV, pp. 47-74)



  1. ¿Cómo razona Aristóteles que lo verdaderamente esencial en la tragedia no es la imitación del personaje o carácter sino la acción?



A través de una argumentación sobre la fórmula y la calidad de la imitación. Todo el proceso definitorio de la teoría de la mímesis en la tragedia es el proceso mismo de la variación de la idea de mímesis con respecto a Sócrates y Platón. Aristóteles expone, en primer lugar, que la imitación sólo tiene que ver con las personas serias; en segundo lugar la denominada catarsis llega al espectador a través de la recreación de la sensación de miedo y de compasión. Quiere decir por tanto que se aleja de la variación platónica de la imitación de la realidad, aunque sólo parcialmente. Como señala Tatarkievicz1 la variación del concepto mímesis en Aristóteles pasó casi desapercibida e integrada en la teoría más consistente que sería la platónica. En cualquier caso la aportación aristotélica definida en su poética (Aristóteles, 1451b, 48) es la siguiente:



“...la tragedia es imitación no de personas, sino de acción y de vida, y la felicidad y la infelicidad están en la acción, y el objetivo es un tipo de acción, no la calidad. Y los personajes son tales o cuales según el carácter; pero según las acciones son felices o lo contrario. De ahí que no actúen para imitar los caracteres, sino que revisten los caracteres gracias a las acciones.”
Y es desde la acción misma y la controversia con otros géneros poéticos (dramáticos) o narrativos como establece la comparación de que, imitación, es un campo menos adherido a la copia de la realidad sino a la verosimilitud o lo posible, la certeza de lo real, más que la propia realidad:

“Por consiguiente, como en el resto de las artes imitativas, una sola imitación es imitación de una sola cosa, del mismo modo el argumento, puesto que es imitación de la acción, es imitación de una única acción y de ésta en su totalidad; y que las partes de las cosas se constituyan de tal modo que, si se cambia de lugar o se suprime una parte, se desbarate y se desajuste el conjunto; pues aquello que exista o no, no conlleva una consecuencia perceptible, no forma parte del conjunto”.(Aristóteles, 1451b,55)








  1. ¿Cuál es la principal fuente de placer en la tragedia, según Aristóteles? ¿Cómo ha de ser la tragedia para ser placentera?


La catarsis, la emoción, la alegría y la decepción que reviven los poetas en ese proceso imitativo: la métrica, la música y la acción; así como la determinación de los caracteres que comparecen en el argumento, pero también el factor sorpresa: la invención -acomodar una realidad dentro de lo posible en la creación de lo verosímil- y por supuesto el asombro causado por lo azaroso:


“Y puesto que la imitación no lo es sólo de una acción completa, sino también de hechos que inspiran temor y. compasión, y éstos ocurren sobre todo unos a causa de otros, contra lo esperado -pues así tienen un carácter más asombroso que si ocurrieran por azar o por fortuna—; ya que incluso lo fortuito nos parece más impresionante, en cuánto qué parece que sé ha producido intencionadamente...” (Aristóteles, 1452a,58)


La tragedia debe ser “trágica” -y perdón por la obviedad- tanto en cuanto argumento y personajes creados por el poeta nacen de la imitación, pero desde reglas que conllevan, como decíamos antes, la sorpresa, el azar y siempre el infortunio hasta confluir en la compasión:

“En efecto, es posible que el miedo y la compasión surjan del espectáculo, pero también de la trama misma de los hechos -lo cual es preferible y propio del mejor poeta-. Y es que el argumento debe estar trabado de tal modo que, aun sin verlos, el que oiga el devenir de los hechos se horrorice y sienta compasión por lo que acontece...”(Aristóteles,1453b, 67)



  1. ¿Por qué es la poesía más filosófica que la historia?


El argumento en la Poética Aristotélica de por qué es más filosófica la poesía que la historia no es otro que la misma variación del significado de mímesis de la teoría platónica con la versión más libre de Aristóteles. El hecho de considerar al poeta como un creador de lo posible, por tanto un inventor, difiere bastante con la propuesta platónica sobre la mera copia de las ideas. Y dice además que la narración de un hecho no es valioso en comparación con la creación de posibles hechos susceptibles de ser introducidos en la trama de la tragedia:

“Y también es evidente, por lo expuesto, que la función del poeta no es narrar lo que ha sucedido, sino lo que podría suceder, y lo posible, conforme a lo verosímil y lo necesario. Pues el historiador y el poeta no difieren por contar las cosas en verso o en prosa (pues es posible versificar las obras de Heródoto, y no sería menos historia en verso o sin él). La diferencia estriba enque uno narra lo que ha sucedido, y el otro lo que podría suceder. De ahí que la poesía sea más filosófica y elevada que la historia, pues la poesía narra más bien lo general, mientras qué la historia, lo particular.” (Aristóteles,1451b,56)


Significa por tanto que la Tragedia es una fórmula que ejemplifica generalidades, mitos, conceptos homogéneos en los que se trata de la justicia, del amor, de la guerra o de cualquier otro tema, siempre ubicado en unas coordenadas espacio temporales pero “ficticias” (en gran medida) hasta el punto de conseguir no sólo una catarsis en el espectador sino un aprendizaje en lo emocional y genérico. Por ello es más filosófica porque se acerca más al conocimiento2 de la verdad, de lo bueno y de lo bello, de una forma simbólica y abstracta, mientras que la historia sólo participa de lo particular en las enseñanzas que provee a sus “lectores”.




  1. ¿Por qué crees que es tan importante para el buen funcionamiento de la tragedia que el paso de la dicha a la desdicha sea por un fallo del héroe?



Dice Aristóteles (1453a, 64): Compasión se tiene del que no merece su infortunio, y temor, del semejante, de modo que lo que ocurra no inspirará ni compasión ni temor”. Es la forma que tiene de explicar que el entramado de una tragedia exige una serie de normas; y una de ellas es la que conduce a la compasión y la que agita al espectador: pasar de la dicha a la desdicha. Es el poeta quien tiene que trabar ese argumento ya que la sorpresa, el azar y la misma compasión, de la que hablábamos antes. es una fórmula compositiva que en este caso Aristóteles considera idónea para conmover el espíritu del espectador:

“Por lo tanto, es necesario que un argumento bien articulado sea simple antes que doble,como dicen algunos, y no ha de pasar de la desdicha a la dicha, sino por el contrario, de la dicha a la desdicha; y no por maldad, sino por un fallo grave de un hombre como el que se ha dicho (se refiere a Edipo) o de uno mejor, siempre preferible a uno peor”(Aristóteles, 1453a, 64-65)


El repaso que Aristóteles hace en la mención de tragedias y autores, así como “técnicas” usadas para llegar a la conmoción del espectador, no son sino una jerarquización de fórmulas a través de las cuales el poeta induce ai la catarsis a los espectadores y justifica, ante todo que la tragedia tiene un camino correcto que es el de pasar de la normalidad al infortunio. (No entraré a valorar el capítulo XV de la poética ya que no ofrece argumento válido que descubra el concepto de mímesis aristotélica, aunque sí daría mucho juego en la interpretación de las categorías sociales que propone). Si merece mayor atención el conjunto de caracteres y de opciones posibles en las caracterizaciones de los personajes, de tal manera que según él engrandecen la totalidad de la obra y aunque hace referencias constantes a distintas obras siempre termina exponiendo que las más correctas son las escritas por Eurípides.




NOTAS

1 Tarkiewizc, Wladislaw; Historia de seis ideas.. México 2003, p. 303 “La variante de Aristóteles. Aristóteles, aparentemente fiel a Plutón, transformó su concepto y su teoría de la imitación; sostenía que la imitación artística puede presentar las cosas más o menos bellas de lo que son; también puede presentarlas como podrían o deberían ser: puede (y debe) limitarse a las características de las cosas que son generales, típicas y esenciales (Poética 1448a 1; 1451b 27; 1460b 13). Aristóteles sostuvo la tesis de que el arte imita la realidad, pero la imitación no significaba, según él, una copia fidedigna, sino un libre enfoque de la realidad; el artista puede presentar la realidad de un modo personal. La «imitación» aristotélica fue, de hecho, la fusión de dos conceptos: el ritualista y el socrático. Por consiguiente, pudo aplicarla tanto a la música y la escultura como al teatro”.

2 Tarkiewizc, Wladislaw; Historia de seis ideas.. México 2003, p. 303, “Para Aristóteles, la «imitación» fue, en primer lugar, la imitación de las actividades humanas; sin embargo, fue convirtiéndose gradualmente en la imitación de la naturaleza, de la que se suponía que derivaba su perfección”.


BIBLIOGRAFIA

Aristóteles, Poética, Madrid, Alianza Editorial, (fragmento: capítulos VI-XV, pp. 47-74)
Tarkiewizc, Wladislaw; Historia de seis ideas. México 2003,

martes, 21 de febrero de 2012

EL CONCEPTO DE MÍMESIS EN "LA REPÚBLICA " DE PLATÓN


MUERTE DE SÓCRATES

  1. ¿Puede tener el arte imitativo una justificación dentro de la polis según Sócrates? Explica las razones que se aportan en el diálogo.


Sí, relativo. Una cosa es que, desde su postura, considere la imitación de la naturaleza como algo identificable con la nobleza y pureza del alma. El grado mimético que otorga a las artes1 es distinto al que otorga a la poesía, que no deja de ser mimética para èl en otro grado, como califica a la pintura, por ejemplo, (Platon 2003, 348). En el caso de la poesía y sus variantes las considera una imitación, y a pesar de querer desterrar de las ciudades la llamada poesía imitativa, (Platón 2003, 350) no deja de ser interesante cómo al mismo tiempo argumenta que toda poesía se encuentra en un segundo grado dentro de la naturaleza -y no en un tercer grado- de mímesis como la pintura2. Argumenta Platón –en voz de Sócrates- que la poesía tiene ese grado de mímesis que la ciudadanía admira3 porque infiere en ellos valores éticos (Platón 2003, 350) sin embargo su conclusión final es la diferenciación del poeta imitativo en tercer grado. 

Por lo tanto, es justo no franquearle la entrada en un Estado, que debe ser gobernado por leyes sabias, puesto que da vida y nutre esta parte mala del alma y que, al fortificarla, destruye el imperio de la razón. Podemos asegurar que lo que sucedería en un Estado; en el que los Ciudadanos más miserables llegasen a ser los más fuertes, revistiéndose de toda la autoridad y haciendo perecer a los más prudentes, constituye la imagen de como el poeta imitativo implanta un régimen perverso en el alma de los hombres, por la excesiva Complacencia que tiene por ese elemento irracional que hay en ella, elemento que no sabe distinguir lo grande de lo pequeño, y que considera las mismas cosas unas veces como grandes, otras cómo pequeñas, creando apariencias infinitamente apartadas de la realidad”.


    A pesar de parecernos una contradicción: al ser la poesía una parte del alma y una necesidad del alma, pese a su consideración inicial de desterrarla de la polis, considera la importancia y valor educativo que posee siempre y cuando... :


... debemos declarar que si la poesía imitativa y placentera puede probarnos con buenas razones que es necesaria su presencia en un Estado bien regido, nosotros estamos dispuestos a franquearle la entrada, porque también nos damos cuenta del hechizo de sus encantos; pero de ningún modo nos está permitido hacer traición a la verdad. Porque tú mismo, mi querido amigo, ¿no te sientes hechizado por la poesía, sobre todo si se trata de Homero?(Platón 2003, 359)

    Su alegato en forma de ley irreversible se centra en unas palabras sobre la educación social que ejerce la poesía en los hombres al exponer cómo actuaría un hombre cuyo hijo hubiera muerto a tenor de las leyes sociales imperantes y cómo la poesía podría enseñarle a conducir su ánimo como ser social.4(Platón 2003,355)
Pese a todas estas consideraciones, de lo más interesante, recogidas por este fragmento del libro de La República de Platón, debemos acudir también a la historiografía de la Estética para desentrañar un pequeño engaño que produce, en este caso, hablar de la “mímesis” como un concepto general y un significado unívoco, cuando no es así, y gran parte de los historiadores defienden una inclusión de varias acepciones en el término “mímesis” al menos en la voz de Sócrates (Tatarkiewcz, 2001, 375)5 , y no sólo eso, también hay que tener en cuenta que la teoría mimética en el arte no era otra cosa que una mezcla teórica de varios conceptos como señala en su libro “Historia de seis ideas”, expone que:

Al principio del período griego, con Gorgias y los sofistas, se combinaron estas tres teorías: de hecho constituían los elementos de una poética integral: 1) la poesía produce creaciones verbales irreales; 2) produce ilusiones en las mentes de los oyentes o espectadores; 3) produce un choque emocional. Sin embargo, cada una de estas partes constituyentes de la teoría tenía un origen diferente y constituía un tema diferente. Con el curso del tiempo se separaron y se convirtieron en tres teorías diferentes. Sus destinos últimos fueron diferentes. Platón y Aristóteles aceptaron la teoría mimètica, y la secuela de su aprobación fue de tal autoridad que hizo que las otras dos teorías fueran abandonadas y que durante mueho tiempo predominase la teoría mimètica”.
  1. Señala a qué parte del alma se dirige la poesía y qué efectos produce, según Platón.

    Son varios lo efectos que puede producir la poesía en función de su carácter educativo, ya que la parte del alma a la que va dirigida, no es exclusivamente a la parte de los sentidos, alma sensible. Es por lo tanto interesante indagar como la poesía genera situaciones ya mencionadas en las citas (véanse citas 1,2,3,4) y busca la credibilidad en las acciones de los héroes pero también en la formación de los ciudadanos. Al considerar a Homero -tres grados alejado de la verdad- lo identifica con el creador de estados de ánimo sugeridos por inspiración “divina”de la métrica y la palabra”.

“Amigo Homero, si es cierto que eres en tus méritos alejado tres grados de la verdad, si no eres un fabricante de apariencias igual al que definimos como imitador, antes bien eres un artista del segundo grado y eres capaz de conocer lo que puede mejorar o empeorar la conducta de los ciudadanos, y hacer mejor o peor los Estados, dinos cuál es el Estado que te debe la mejora de su constitución, como Lacedemonia mejoró la suya por Licurgo, y otros muchos Estados grandes y pequeños, lo deben a muchos otros varones”. (Platon, 2002, 350)

   Las poesía se dirige a la parte del alma irracional, precisamente le otorga el valor contrario a la Razón y la Verdad, ya que se aleja de lo justo, lo bueno y lo bello, sin embargo, la califica de necesaria a pesar de no haber hecho sino distorsionar la percepción que el hombre tiene del mundo porque le permite a un tiempo paliar el dolor del alma irracional y ayudar a establecer un ánimo ante las desgracias.(Platon, 2002, 354)

...lo qué juzga en nosotros prescindiendo de la medida no es lo mismo que lo que juzga conforme a la medida. •—- Glaucón. No, en modo alguno. — Sócrates, Pero lo que da fe a Ja medida y al cálculo será lo mejor de nuestra alma. —> Glaucón. Sin duda; — Sócrates, Luego, lo que a ello se opone será alguna de las cosas inferiores en nosotros.
   También es cierto que la teoría del arte y los distintos acercamientos que se han hecho a su interpretación exponen un cierto alejamiento de la vertida aquí por
Platón en voz de Sócrates y otras interpretaciones que abogan por una matización socrática del término mímesis que desaparece en los escritos de Platón. Es decir el término “mímesis”, que en época prosocrática procede del culto a los dioses, pasa la terminilogía filosófica extirpando los prefijos que Sócrates mantuvo para referirse los diferentes tipos de imitación

“En el siglo V a. de J. C., el término «imitación» pasó del culto a la terminología filosófica, y comenzó a designar la reproducción del mundo externo. El significado cambió tanto que Sócrates sintió ciertas reticencias en llamar «nifirjaig» al arte de pintar, y utilizó palabras parecidas como por ejemplo: «ék-mímesis» y «apo-mímesis». Pero Demócrito y Platón no sintieron tales escrúpulos y utilizaron la palabra «mímesis» para denotar la imitación de la naturaleza. Pero en cada uno de ellos se trataba, sin embargo, de un tipo diferente de imitación”.(Tatarkiewicz, 2001, 301-2)



  1. Señala algunas de la reflexiones en torno a la comparación entre poesía y pintura que aparecen en el fragmento de La República que hemos analizado.


   La verdad es que la traducción de este texto es un tanto imprecisa por las diferencias que se encuentran en otras ediciones bilingües que te permiten apreciar mejor el sentido de los términos y las variaciones de interpretación que sugieren diferentes conceptos. Aún así las reflexiones que tienen que ver con la comparación entre pintura y poesía son varías y extensas, tanto en su apreciación de la pintura como un elemento alejado de la búsqueda de la verdad y de la razón, como la apreciación platónica del arte como un nefasto beneficio para la buena política de Estado. Permítaseme usar esta recapitulación hecha por I. M. Crombie (1972, 10)



Sócrates afirma que distintos típos de música admitan distintos tipos de carácter o comportamíento moral. Incluso habla casi como sí la música marcial mantuviera con los sonidos de los hombres que pelean la misma relación que la que se da entre las imitacíones al corral de la granja y el corral de la granja, pero no puede seríamente querer decir esto; la noción de lmítación debe referirse más bien a la noción de afinidad. Sin embargo, podría parecer que implica que los distintos tipos de música en cierra forma se derivan de los tipos de carácter y comportamiento que imitan. Sin embargo, Sócrates no condena la música basándose en que es imitativa en ese sentido...”
   Claro está que la síntesis anterior tiene que ver con las variaciones que sugiere un concepto en su interpretación. El texto estudiado habla la poesía como un mal que aleja de la Razón, pero también de un mal menor necesario por el individuo para expresar sus ánimos (para Sócrates -Platón- son especialistas en ello: las mujeres) de esa manera el “hombre” relega las perturbaciones del alma y consigue fortalecerla acercándose a la Verdad. (En esta versión, un concepto en exceso cristianizado). Pregunta Socrates a Glaucon:La pintura ¿es la imitación de la apariencia o de la realidad?(Platón, 2002,348). En semejantes términos se pronuncia sobre la poesía.(Platón, 2002,358)


Y así, la imitación, que es mala de suyo y ayuntada á lo qué hay de vil en nosotros, sólo puede producir efectos malos. Y esto es cierto tan sólo respecto a la imitación que corresponde a la visión? ¿O puede decirse lo mismo de lo que corresponde al oído y que llamamos poesía? Sin embargo, no demos crédito exclusivamente a la analogía que señalamos entre la pintura y la poesía. Vayamos a la parte de nuestra mente a la que habla la poesía imitativa, y veamos si es condenable o digna de aprecio”.


    Digamos que la conclusión final sobre las apreciaciones platónicas del concepto de mímesis superan, como señalan muchos expertos, las propias apreciaciones de Sócrates, con la evasión del concepto de sutiles significados que terminan por desaparecer del complejo concepto que nace como señalábamos anteriormente en época arcáica relacionado con la poesía. Lo sí cierto es, que tal concepto queda confinado, no con las sutilezas expuestas por Sócrates sobre la parte del alma a la que está supeditada, sino a la teoría platónica del arte como imitación exenta de cualquier punto creativo. La pintura es denostada por el autor de la República como forma de representación muy alejada de la realidad, de la razón, de su mundo de las ideas. En cambio, la poesía, a través de un orden, y aunque sea una representación mimética alcanza un cierto valor en las polis como elemento educativo y como paliativo de las emociones que deben regirse por la razón. En otros texto como Fedro, expone que el "mousikos" (seguidor de las musas" debe estar junto al filósofo en el segundo lugar de una larga acomodación de profesiones imprescindibles para la "polis".

"Cuando, imposibilitada de seguir, no logre verlas y por algún infortunio se vuelva pesada, llenándose de olvido y de incapacidad, y al volverse pesada pierda las alas y caiga sobre la tierra, entonces es ley que esta alma no sea implantada en ninguna naturaleza animal en la primera generación, sino que aquella que más haya visto lo será en la simiente de un varón que llegará a ser amante del saber o amante de la belleza o seguidor de las musas o de Eros; la que venga en segundo término, en la de un rey respetuoso de las leyes o guerrero y dotado para el mando; La tercera, en la de un hombre dedicado a los asuntos de la 1 · Ciudad, o a administrar su casa o a los negocios; la cuarta, en la de un atleta amante de las fatigas o la de alguien que se dedicará al cuidado del cuerpo; la quinta tendrá una vida dedicada a la mántica o a algún rito de iniciación; a la sexta le convendrá la de un poeta o algún otro de los que se dedican a la imitación; a la séptima, la de un artesano o campesino; a la octava, la de un sofista o un buscador del favor del pueblo; a la novena, la de un tirano. Entre todos éstos, el que se condujo con justicia recibe una suerte mejor, y el que injustamente, una peor. Porque cada alma no vuelve al mismo punto de donde partió antes de diez mil años, pues no le crecen alas antes..." FEDRO. (Platon, 2010, 141)

...en general, se revela en nuestra alma una serie de perturbaciones de este tipo, y que por la misma debilidad de nuestra naturaleza, la pintura, sombreada, la prestidigitación de los charlatanes y otras muchas ingeniosas invenciones por el estilo, nos tienden lazos para seducirnos por obra de los recursos de la magia?”(Platón, 2002,354)


1Bien lejos, pues, de lo verdadero está el arte de imitar, y si ejecuta tantas cosas es porque no alcanza sino muy poco de cada cosa...” (Platon, 2002, 348)
2 “Amigo Homero, si es cierto que eres en tus méritos alejado tres grados de la verdad, si no eres un fabricante de apariencias igual al que definimos como imitador, antes bien eres un artista del segundo
grado y eres capaz de conocer lo que puede mejorar o empeorar la conducta de los ciudadanos, y hacer mejor o peor los Estados, dinos cuál es el Estado que te debe la mejora de su constitución, como Lacedemonia mejoró la suya por Licurgo, y otros muchos grandes y pequeños lo deben a muchos otros varones”.(Platon, 2002, 350)
3el poeta no sabe más que imitar; valiéndose de un barniz de palabras y de expresiones figuradas, sabe también dar a cada arte los colores que le convienen que, ya hable de zapatería, ya trate de la guerra o de cualquier otro tema, con el metro, el ritmo y la armonía de su lenguaje, convence a los que le escuchan, y que juzgan sólo por los versos de que está perfectamente instruido en las cosas que habla. ¡Tan grande es el hechizo que tiene por naturaleza la poesía!”(Platon, 2002, 351)
4 “Cuando en el hombre se experimentan dos movimientos contrarios con relación al mismo objeto, hemos dicho que es una prueba de que en él ha de haber dos elementos distintos”. (Platón 2003,355)
5 “una segunda teoría que fue diametralmente opuesta. Sócrates fue quien la expresó: éste definió el arte como la imitación de la realidad. Esta definición implicaba que el objeto del arte es la verdad. Sócrates sacó sus ejemplos de las artes visuales, pero su idea era aplicable igualmente a la poesía. Esta idea fue adoptada por Platón, y gracias a su autoridad se convirtió durante dos mil años en un axioma de la teoría del arte. Platón, y después también Aristóteles y sus incontables sucesores, definió la poesía y las artes visuales como artes «miméticas», esto es, como artes que imitan la realidad e intentan aprehender la verdad. La verdad, construida como la conformidad con la realidad, se reconoció como un rasgo esencial del arte, y entró a formar parte de la definición del arte”. (Tatarkiewcz, 2001, 375)