viernes, 6 de noviembre de 2009

EXPOSICIÓN : PERSPECTIVA, CIENCIA Y MAGIA DE LA REPRESENTACIÓN.


En el siglo IV AC ya definió Aristóteles la “téchne” de la siguiente forma: “ Nace la “téchne” cuando de muchas observaciones experimentales surge una noción universal sobre los casos semejantes”. Tal vez esta podría ser una de las definiciones de ciencia, pero el siglo IV AC los límites de filosofía, técnica y ciencia no eran ni mucho menos precisos.

En la exposición sobre perspectiva, sí reconocemos la aportación del arte a la ciencia y viceversa. En el desarrollo paulatino de la óptica, nació la perspectiva aplicada al Arte como el instrumento que facilita y capacita al artista a plasmar en dos dimensiones “la physis” o naturaleza, aunque también esa experementación les llevaría a conocer la estereometría en escultura y la corrección de errores visuales en la arquitectura. El estudio de la geometría euclidiana y la matemática pitagórica ayudó en esencia al arte, en general, a convertirse en la representación ideal de la belleza en la época helenística y esos campos cientificos mencionados se mantuvieron en la arquitectura y la ingeniería a lo largo de los siglos de la antigüedad clásica.

La perspectiva natural de los griegos, después de ese proceso de equiparación del arte con lo simbólico y lo más alejado del naturalismo posible en la baja edad media y la época tardo antigua, en la que se impone el cristianismo como una fe que aleja la experimentación científica de sus intereses más cercanos, se recobra paulatinamente por la aparición de manuales griegos traducidos al árabe y posteriormente al latín, es el caso de la obra aristotélica, que genera una emoción intelectual compartida por todos aquellos que consideran la experimentación y el estudio pragmático de las ciencias como imprescindibles. De esa forma es como empieza a aplicarse la óptica y perspectivas a las obras artísticas del occidente cristiano, y cómo surge el renacimiento de la belleza clásica, la consideración del arte como thécne y mímesis y ante todo la concepción de que la razón debe primar sobre cualquier objetivo humano, nace el hombre como medida de todas las cosas.
En el Renacimiento, el estudio de la perspectiva que recogen los clásicos perfecciona los rudimentarios intentos realizados en los siglos doce y trece en Italia. En el Cuatrocento se conoce perfectamente a Vitrubio, Euclides, Pitágoras de Samos y se estudian matemáticamente las proporciones y las obras de la antigüedad grecorromana, nace así la “perspectiva artificialis” que es la usada por los artistas para convertir sus obras en simulación de la naturaleza, a través de un sistema geométrico que permite tal representación. Y es tal el interés que se genera por medir con exactitud, matemáticamente, que se utilizan fórmulas como la aplicación del número “phy”, la proporción Áurea, y se desarrollan todo tipo de conceptos relacionados con la ciencia óptica que servirán, posteriormente, para alejarla como ciencia auxiliar en el arte hasta convertirla en una ciencia que ha transmutados sus orígenes hasta casi convertirse en estudio de los orígenes del universo. (Vease Descartes o Einsteín). La aplicación de instrumentos de medición y visualización desarrollan estudios sobre perspectiva cónica, se estudia la luz y sus aplicaciones en la obra del arte y finalmente se llega al logro esencial de la cámara fotográfica. En los siglos que abarca la exposición magistralmente comisariada por Inmaculada López Vilchez y María Gracia Ruíz Llamas se reconstruyen aquellas máquinas que sirvieron (casi todas) de ayuda a los artistas a fijar ilusoriamente una perspectiva en dos dimensiones facilitando uno de los intereses fundamentales en el la época moderna que es el dibujo: el cosmorama de Brunelleschi, el velo de Alberti y el parecidísimo vidrio para dibuar de Durero no son sino artefactos que toman como referencia los tratados de perspectiva escritos entre el siglo XV y XIX. Así mismo, es tal la maestría que adquieren los artistas que nacen los trampantojos y las anamorfosis como una especie de barroquismo alentador en el conocimiento de la ciencia óptica. Aunque las palabras de Leonardo sobre perspectiva, tal vez sean las más clarificadoras de ésta exposición: “La perspectiva es brida de la pintura” y las aportaciones del sfumatto como técnica auxiliar a este arte; esencialmente mejorado por la pintura de Velázquez, capaz de pintar el aire, la atmósfera, con una perfección tal que nadie superaría.

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